Errores en la crianza: no reconocer y fluir en la diferencia

Sabiendo que cada persona tiene un temperamento diferente y que interpreta la realidad a través de diferentes sentidos a través de los cuales interpreta la realidad. Ambas características son fácilmente reconocibles si nos entrenamos para ello. Conocer estas características nos dotará de un gran poder . Es decir, una vez que conoces la información es fácil detectarla.

Esta valiosa información va dirigida a las familias y a todos los miembros del aula y como una gran herramienta de reconocimiento, de autoconocimiento , de comprensión y de respeto.  Por eso es una herramienta tan valiosa. Os dejo aquí el enlace al Post introductorio sobre este tema: Post anterior sobre el temperamento


 Los docentes podrán manejar mejor el nivel de atención , la retroalimentación estudiante – profesor, los tiempos de atención…etc. y marcarán definitivamente el estrés del alumno, su capacidad para permanecer sentado, su nivel de frustración…etc, de recibir estímulos para ser motivada, para estimular su felicidad, para aprender.


Creando una enseñanza-aprendizaje en un ambiente más feliz y productivo. Poniendo en práctica además, un conocimiento valiosísimo a largo plazo. Una enseñanza realmente productiva para el niño feliz y el adulto feliz.

Es aquí donde cobra gran importancia el estudio del temperamento en educación y su gestión en el aula como base del comportamiento, la personalidad y el carácter. Planteando estrategias básicas de detección y actuación por parte del educador ante cada temperamento diferente de sus alumnos. Este conocimiento empodera al educador pues le facilita las vías de comunicación más directa y clara con el alumno.

Es pues de gran relevancia para la gestión presente, y el adecuado desarrollo del niño y de su personalidad que sea tenido en cuenta su natural disposición temperamental  pues su desarrollo respecto al ambiente será más sano y natural

Todos los niños tienen unas tendencias innatas, en educación no se tienen en cuenta estas tendencias con lo cual al no respetar su naturaleza el profesor comete errores, pues no puede lograr empatizar, no ayuda a que el niño fluya en su progreso y desarrollo sino que esta oposición  crea luchas, baja autoestima, es como si el niño no estuviese perfecto es como si tuviese taras.

El temperamento necesita ser expresado, y tiene que encontrar una vía de salida. Esta vía será sana y alegre cuando el niño se siente aceptado en sus diferencias ; será patológica si el niño se ve coartado.

Conocer la combinación temperamental de cada alumno , lo hace único, os ayuda a percibir su naturaleza y a partir de ahí crear un vínculo, es el camino a la auténtica educación personalizada.

La educación a través del respeto, del reconocimiento de los talentos, del respeto a las diferencias.

La investigación sobre el temperamento sugiere la importancia de educar a los cuidadores, profesores y padres para que comprendan que el comportamiento y las emociones de los niños no son sólo resultado de un aprendizaje social.  (Mary K. Rothbart, 2005)

Dirigirnos al niño desde su canal de percepción inmediatamente hace que no se entienda y a través de ese canal educar.

El niño no es libre, sino que es impelido por su naturaleza a actuar de una manera o de otra, el educador puede entender este impulso y canalizarlo o coartarlo y negarlo.

En lugar de intentar cambiar al niño y crearle resentimiento, frustración, incomprensión y que sienta que está defectuoso; usar ese caudal energético particular para que el niño se nutra, autoreconozca y se respete a sí mismo.

El niño tendrá un desarrollo óptimo cuando su temperamento y forma de percibir el mundo se ven alentadas, canalizadas, potenciadas por su ambiente y educadores. Y lo iremos guiando hacia el desarrollo de sus dotes personales. Su contribución al mundo, qué ha venido a hacer.

Quien educa debe amorosamente descubrir las tendencias innatas de cada alumno y guiarlo a una mayor comprensión de sí mismo y a un óptimo desarrollo de su naturaleza innata. Pues el ambiente y el tipo de educación que reciba el niño determinarán un desarrollo positivo del temperamento o inapropiado, inadaptado, negativo.

La fina y amorosa observación será la clave de la herramienta de padres y docentes para detectar y concretar la constitución del niño, su estilo conductual al que le corresponde como destaca Cattell (1950), famoso psicólogo factorialista, una base biológica irreductible.

Como la doctora Chess confirma en su investigación secuencial siguiendo la vida de 141  niños a lo largo de 25 años, destaca que la biología heredada es el factor más importante en el desarrollo de la personalidad. Y como ella misma concluye: “Se pueden cometer grandes errores en la crianza si no se tiene en cuenta el temperamento del niño”.

Imagen de Aaron Burden de Unplash. POST DE: Sonia Mohedano.

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