El talento de un niño brota de su temperamento
Las diferencias entre los niños, los adolescentes, las personas, incluso los bebés son obvias. La forma de reaccionar a los estímulos depende en una gran medida de su instinto biológico, de su naturaleza. No todo sirve para todos.
Hay niños que hablarán rápido, otros pensarán mucho antes de hablar, unos expresarán su frustración con llanto y otros con furia, otros necesitan moverse constantemente, y otros pueden permanecer sentados largo tiempo. Hay niños alegres y saltarines, hay niños serios y enfadones, hay niños miedosos y llorones, hay niños que no les gusta mucho moverse, hay niños que no paran quietos… Esta cualidad innata, casi biológica es el temperamento, de donde se basan las motivaciones y las tendencias psíquicas de cada humano.
Hay cuatro temperamentos básicos: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático. (estudiados desde Hipócrates)
Estos temperamentos son innatos y marcan definitivamente cómo respondemos a los estímulos exteriores y cómo mostramos nuestro interior.
Así mismo en cada persona prevalece un canal de percepción de la realidad, es decir, cada persona, capta la información prioritariamente por uno de los sentidos: vista, oído y tacto. Estudiados por Richard Bandler y John Grinder (1975) padres de la Programación neuro linguistica. Así hablaremos de personas visuales, auditivas o kinestésicas.
Además, soy practitioner en PNL desde 2009, uso estas técnicas a nivel profesional. (un facilitador de PNL pone en práctica técnicas verbales y no verbales para poder comprender la representación del mundo del paciente, su forma de pensar y conducta, y realizar las modificaciones necesarias para que recupere su bienestar y confianza). En Programación Neuro Lingüística uno de los primeros pasos es determinar el canal prioritario de percepción de cada paciente, con el fin de utilizar los predicados oportunos al dirigirnos a ellos, ajustados a su canal, así todo el mensaje se hace realmente comprensible. Esto ha sido de gran valor en mi trabajo con adultos y niños.
Dándonos cuenta que cuando conocía el canal prioritario de percepción de la realidad de la otra persona había comprensión, en cambio, si yo me dirigía a ella sin tener en cuenta este dato llegaba un momento en que no había verdadera comprensión. Y se levantaba un muro entre nosotros. Esto no era útil para lograr mi finalidad que era comprender a la persona y darle alternativas de comportamiento.
Así que, aquí nos centraremos en las bases que nos hacen diferentes, estudiadas profundamente por la medicina, la psicología, la psiquiatría y la neurología. Estos factores bien conocidos son aplicados en amplios ámbitos como la empresa, a nivel clínico, a nivel comercial, terapéutico… sin embargo aquí mi propuesta va dirigida a ser aplicada en educación, en el aula de primaria.
En 1968 Alexander Thomas, Stella Chess (profesor de psiquiatría y profesora de psiquiatría infantil en la Universidad de Nueva York junto con Herbert Birch , profesor de pediatría en la Albert Einstein College de Nueva York determinaron la cualidad innata del temperamento, determinándolo como un factor orgánico, estable a lo largo del tiempo. Este factor concluyeron es más determinante en su desarrollo que la influencia materna y paterna y a su vez este agente influye fuertemente en el entorno del niño.
Consecuentemente conocer estas diferencias nos da el poder de dirigirnos a cada persona, a cada niño en “su idioma”. Y lo más importante en educación; poder crear un feedback real con el alumno. Una comunicación real donde llega al niño lo que el educador comunica y a su vez recibe respuesta por parte del educando. Ante las diferencias constitucionales de cada alumno, no sirve lo mismo.
Y por último, un hermoso reconocimiento: que según nuestro temperamento así será nuestra contribución al mundo. Nuestro talento brota de nuestro temperamento y se expresa a través de él. El trabajo que el alumno busque y le haga feliz irá en consonancia irremediablemente con este factor.
Así se confirma que desde el nacimiento somos diferentes y esas diferencias son valiosas, si pretendes que un niño no sea él, le deformas y eso duele. Por el contrario si sigues la corriente de su naturaleza llegará a un puerto de éxito personal, confianza y disfrute de sus talentos.
Ahora ¿qué pasa si el educador es de un temperamento diferente al del niño?
POST POR: Sonia Mohedano.