RECONOCE EL DOLOR DE TU HIJO
Estamos acostumbrados a ocultar nuestro dolor, a disimular , a pasar por alto. Nosotros los adultos a menudo no somos el mejor ejemplo de autoconciencia y de reconocimiento de lo que no funciona en nosotros negándonos a mirar donde duele. Pero ya somos mayores y debemos y podemos despertar a nuestros traumas. Nuestro lado oscuro es la puerta abierta al autoengaño y a tener una vida sin sentido. Y ahora, en nuestro papel de padres o educadores, tenemos ante nosotros la vida de un niño, adolescente o adulto ya , dependiendo de la edad. Nosotros podemos cambiar el rol en el que hemos sido educados y al que nos invita la sociedad. En general, el dolor nunca ha sido reconocido ni nos han enseñado a expresarlo, más bien al contrario nos han enseñado a esconderlo a través de frases como: - ¡Va! eso no es nada!; - Hay que sacrificarse, venga no te quejes!; ¡A sonreir, no pasa nada! Ser un ser íntegro implica reconocer nuestros talentos y partes luminosas y reconocer también n...